Me cuesta tanto recordarnos que casi creo que no exististe. Pero claro que estuviste ahí, porque el dolor que siento por dentro cuando te pienso es irrepetible. Te alojaste en mí como si fuera tu casa, cosa que me sorprende... ¿Cómo siendo tan limpio como tú eras... me dejaste tan sucia? Ojalá no hubieras existido, ojalá tu presencia no fuera un dolor de huesos. Ojalá nunca me hubieras escrito, nunca me hubieras ofrecido tu chaqueta. Ojalá yo hubiera sido más lista, más consciente. Ahora no me queda más que recordar parte de lo que fue una relación tan infame, me quedo con este trauma, con este miedo, con este enfado, todo para mí.