Cuenta una leyenda que una muchacha de cabellos dorados se había enamorado perdidamente del sol, y cada pretendiente suyo había sido rechazado esperando que algún día el sol pueda fijarse en ella.
Con el tiempo la tristeza de no ser correspondida la volvió frágil, acelerando así su envejecimiento, tanto que el viento termino llevándosela. Fue entonces que el sol se había dado cuenta del error que había cometido, y que ya no podía hacer nada para que regresara.
El gran espíritu que llevaba decidió compadecerse de aquellos dos que no supieron amar correctamente, convirtiendo los cabellos dorados de la muchacha en bellas flores de "Diente de león", reflejando así el rechazo del sol hacía ella y la belleza de la mujer, para que al menos en una planta, parte de ellos puedan amarse.
Y Jimin prefería creer en esta leyenda de entre todas las que existían sobre esta planta, muchas otras historias quedaban mejor con el nombre que se le había concedido, pero la mente y corazón del pequeño insistían que tiene mucho más sentido aquel amor que no pudo ser, además de que esta se había convertido en su planta, flor o semilla favorita.
-Cuando sea un adulto prometo encontrar a ese alguien especial y cumplir aquel anhelo que tú no pudiste hacer bella planta -sonrió enternecido un pequeño Jimin mientras soplaba las blancas hojas que se desprendían de su tallo.
Esta historia es completamente mía.
No copias, ni adaptaciones.
La portada esta hecha por mi.
Capitulos cortos y largos.