Laurette creía que toda su vida estaba escrita. Las cosas son como son, y sólo hay una forma de hacerlas. Obediente, siempre lo fue. Había un guión que seguir y siempre cumplía con las expectativas de su madre, como si fuera una fórmula infalible. Hasta que un frío día, gris y lluvioso, su rutina se ve afectada no sólo por el clima, sino también por un recién llegado. De pronto, nada tiene sentido, en la escuela, en el pueblo, y en todos lados, aquel muchacho es como un faro en plena ciudad carente de luz. Laurette no la tendrá fácil, mucho menos con un ser prohibido intentándo hacerla caer constantemente. Y aunque ella siempre intentó controlarse, y hacer como si nada, quizás, después de todo, nunca fue tan perfecta.All Rights Reserved
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