Buenas noches, muchas personas de entre ustedes pensarán igual que yo, estoy segura. Con lo que voy a escribir hoy solo deseo que reflexionen y al terminar despierten y hagan algo al respecto...
Hay tanta gente en este precioso pero al mismo tiempo cruel mundo que intenta parecer lo que no es... tantas personas que te venden un cuento de hadas que al final se queda solo en eso, en un cuento. Vivimos siendo esclavos de la sociedad, pretendiendo seguir las modas para no estar marginados o ser criticados. Yo siempre he sido y soy, de mente positiva, pero cada día me doy cuenta de que hay demasiadas cosas que cambiar en la humanidad como para quedarme callada y de brazos cruzados. Simplemente quiero hacerles ver la realidad del mundo en el que viven, en el que la gente discute cada día por estupideces cuando la mejor solución sería centrarse en problemas de temas mucho más importantes y sonreír. Sobretodo sonreír y ser feliz cuando sientan que han contribuido a mejorar este diminuto mundo. Recién pasadas las navidades, no se enfaden porque no hayan tenido los regalos deseados o ni siquiera hayan tenido, siéntanse afortunados por el mero hecho de poder estar leyendo esto, por la tecnología y el techo que poseen; por tener a su familia, a sus amigos, quienes darían la vida por usted sin pensárselo dos veces; por que otros, no tienen absolutamente nada de eso. (+)
Historia de Ovidio Guzmán López.
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No había forma de que un amor tan prohibido acabara bien, aún así Ovidio Guzmán y Atenea Salas creyeron el uno en el otro, o eso parecía...
En el amor y en la guerra lo que importa es la lealtad, cuando está se traiciona no queda más que pelear.
El le confiaba a ella su vida, pero no la de su familia.
Ella le confiaba a el su muerte, pero no la de su gente.
Un consejo de su padre nunca lo dejaría caer, de un ratón no solo tiene el apodo y su sangre Guzmán le daría la agilidad