No podré hablar, declarar la inocencia de un culpable. Es demasiada la culpabilidad que me rodea, la conciencia aterrada y desenmascarada por un dios inmortal. El descaro del prófugo, al brincar la barda, sabiendo que seguiría de nuevo en el infierno. La inclinación del barón, hacía su restaurada coronación del pecador. El fervor pálido, marchitó dentro de su alma y habitó su mente, Guiando sus pensamientos al pergamino, para así perder la memoria de su razón, coherente e insuficiente. Se volió infernal, sin más, ni menos.. Al instante rozaban sus labios, los petalos tan suaves y cautivadores, de la flor más bella y relumbrosa del bosque. Pareciá no importarle absolutamente nada. Concedía paso a paso el rigor de la presa que asechaba sus ideas. No relucía su sonrisa, simplemente el triunfar de su mentira fluía sin cesar por sus venas, haciendo reaccionar al discípulo de manera irracional y desagradable. Empezando hacerse daño con la navaja que ocultaba bajo la manga, su sangre navegando por su piel, surgiendo con gran rapidez hacia el suelo. . Era tanta la tentación que sentía..que empezó a lamber de fluidez su propio derrame. La noche era perfecta, luna llena, sangre por doquier. Sabia que era tiempo de actuar. Me dirigiría hacia mi cabaña, para asesinar a mi familia...increíble la falibilidad que insistía en concluir el momento, el instante impermeable en recorrer la casa con sus entrañas delicadas, haciendo inventario de lo ocurrido en mis pensamientos, era tanta la capacidad que me transcurría hacia la mente, que me sentía conforme de hacer totalmente, cualquier estupidez. Quería probarlos, acariciar su rostro por última vez.. Y cuando ya estaba apunto de acabar con ellos, Desperté.Wszelkie Prawa Zastrzeżone