Todo comenzó por una estúpida carta. -No lo entenderías.- -Entonces explícame, para poder hacerlo.- -Aun que lo hiciera, no podrías comprenderlo. Tu no tienes magia.- -...- -Entiendelo. Tu y yo no somos iguales.- - Tienes razón, no lo somos y nunca lo seremos. Después de todo mi persona es mucho para que la compares con la tuya. Niño-