Hablemos de Seúl. De aquella vez, en que puso las estrellas en el cielo. De cuando sonreía y me olvidaba hasta de mi nombre. De cuando quería comerse el mundo teniendo los ojos rojos y las ganas tiradas en el suelo. De la poesía en su mirada que se colocó en el amanecer luego de quinientos atardeceres. De los kilómetros de miedo que hay entre dos que se aman y no se dicen a la cara cuánto se echan de menos. De todas aquellas veces, que cayó y se quedó tumbada, en silencio, mirando el cielo, soñando algún día, tocarlo, conquistarlo, nadar fuera de sus límites. De cuando sus sueños se hicieron realidad y le sonrieron al otro lado de la calle. De cuando fue la primera en pedir perdón, aunque ella fue la herida. De cuando le dije adiós a pesar de que juré decirle hasta nunca. De las sonrisas en medio de la tormenta. De las veces que miré el cielo buscando su rostro, que se había marchitado con el tiempo. De la raya divisoria que existe entre hacerlo y quedarte donde estás. Del día que descubrí el verdadero amor: el propio. De los finales y de los comienzos. De los puntos finales y de las nuevas historias.
Seung, un escritor talentoso, y el editor general más joven de la historia de la editorial donde trabaja, se reencuentra con Mi-Suk, su amiga de siempre pero ahora desconocida. Un encuentro inesperado cruza sus vidas y los obliga a hablar del ayer.