-Mira, no sé que eres, pero voy a averiguarlo.- Estaba frente a mi, su mirada era desafiante.
-No sé de lo que me estas hablando.- Me hago un lado y sigo camino, al pasar por su lado nuestros hombros se chocan.
-Sabes bien de lo que hablo Merlina, o me vas a negar que no fuiste tú la que hizo que en la hora de química a Jesica se le incendiara el pelo, mira desde que tu haz llegado al instituto demasiadas cosas raras han pasado, no hablas con nadie, nadie se te acerca y el que llega a entablar una conversación contigo pasan la noche en el hospital o vomitando en los pasillos del colegio, no te creas que no te he visto cuando mueves tus labios o frunces las cejas cuando esto ocurre.- Este chico no paraba. Ya una vez afuera del establecimiento casi llegando a mi camioneta me di vuelta.
- Enserio Dante, no se de lo que estas hablando, no entiendo a que te refieres,-el cielo empezó a ennegrecer y el cielo empezó a destellar.- quiero que me dejes en paz.- Dante sonrió.
-A esto me refiero Merlina, eres una bruja, mira lo que haz provocado con tu enojo.- Mi boca quedo seca. Me costó tragar saliva.
-Eres demasiado infantil para creer en esas cosas,¿Ahora qué sigue, me voy a casa en mi escoba voladora? y sigo sin saber porque piensas eso de mi.- Al pronunciar la última palabra comenzó a llover. Doy vuelta, hago unos pasos y llego hasta mi Land Rover negra, entro y lo miro por la ventanilla, el sigue mirando y sonriendo, sabe lo que soy, no sirve que lo niegue. Sabe que soy una bruja y ahora está en problemas por ello.
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...