Sus noches preferidas eran aquellas que el frío y el silencio reinaban, esas en la que la luna lo acompañaba brindándole la iluminación perfecta para cumplir su cometido. Aquella noche todo era perfecto, la brisa lo rodeaba trayendo consigo el olor a sangre. Y levantando por ultima vez su mano la luna ilumino aquella daga, haciendo aun más especial y perfecta aquella escena. Relato: Aroma a Muerte. Por:E.S