Sé que puede sonar un poco raro, pero ¿alguna vez has pensado en conocer a tu vecino a partir de tu teléfono? Bueno, porque yo si lo he hecho.
Estábamos a mediados de 2020, en medio de la cuarentena y era un día aburridamente común. Me despierto, tengo clases y a la 1:00 p.m. estoy libre sin haber hecho nada. Como de costumbre, antes del almuerzo, recojo en mi teléfono y tengo una solicitud de amistad en Snapchat, un tal de André Lopéz que nunca había visto en mi vida. Miro la fotografía de perfil y guau, es anormalmente común. Ojos marrones oscuros, el cabello es del mismo color, pero en un tono más claro, no es feo, pero tampoco hermoso, solo es común y algo me mueve a aceptar la solicitud.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.