¿Qué puede ser peor que morir? Pues reencarnar en el cuerpo de la villana de la última novela que leí. Renací como Meredith, la hija bastarda del Duque Bausteros, que es odiada por los protagonistas masculinos por atormentar a la protagonista principal, Enma. Y que al final es decapitada por secuestrar y torturar por dos meses a la protagonista. Y yo que creía que morir de un disparo en la cabeza por la persona que más confiaba no era suficiente castigo, ahora debo sobrevivir a la mala trama de un libro de cuarta. Maldita sea.
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