Ciao, bella!

- Y aunque no queríamos querernos nos quisimos como nadie nunca ha querido.

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Elena Beltrán era una chica de 18 años, madrileña, de familia adinerada, enamorada de la música y guapísima. Estaba dispuesta a comerse el mundo, y lo tenía todo a su favor... hasta que el mundo se la comió a ella. Después de romper con Raúl, su novio, que se encargó de que su corazón quedara hecho pedazos, Elena dejó de creer en el amor. Le dolía horrores hablar de lo sucedido, y se encerró en una burbuja en la que pensaba que nadie podría entrar, y así se sentía mejor. ¿El problema? Que todo, absolutamente todo, en Madrid le recordaba a él. ¿La solución? Huir de sus problemas como una cobarde. ¿Dónde? A pasar todo el verano en Roma, con su hermana mayor.

Massimo del Piero era un chico de 19 años italiano, fiel a su guitarra y, por supuesto, fiel a la Roma. Tan fiel que él y sus amigos formaban parte de uno de los muchos clubes de ultras del equipo de fútbol, aunque eso significase meterse en peleas con los ultras de los equipos rivales. ¿La verdad? No les importaba, es más, les gustaba, incluso Massimo practicaba kickboxing en el gimnasio, y era conocido por ser el más letal de los de su grupo. ¿El problema? Los padres de Massimo, un doctor y una abogada, no veían ética la conducta de su hijo. ¿La solución? Massimo lo solucionaba yendo a clases de guitarra, lo cual, además de hacer feliz a su madre le encantaba.

Alberto obligó a Elena a dejar de creer en el amor, y Massimo no creía en ningún amor que no fuera el que sentía hacia su ciudad y hacía la Roma... hasta que se encontraron.