Una chica solitaria andaba bajo la lluvia, su apellido te recordaba a una rosa y, al igual que esta tenía muchas espinas, de recuerdos, de nostalgias y de heridas, recordándole con el dolor las personas que le fallaron, recubriendo su corazón y endureciéndolo como coraza; sin saber que al final de las gotas de lluvia un ángel estaba esperando. Se encantó con su esencia, se sintió enternecido con su tímida sonrisa (y como supondrían después, que este la hubiera seguido) todo lo contrario... Ella empezó a seguirlo sintiendose atraída por su misterio. Descubriendo su inusual comportamiento, delatando que no era como los otros, revelando este sus alas de a poco; conservando el temor que si esta lo descubría tendría que otra vez hacender a a los cielos, y solo quería hacerlo con ella, aunque veía su notable recelo. En cambio, ella en los hombres no quería volver a confiar, entre viajar en autobús y los destinos, todo se te puede juntar.