Cuando Sarah Stevens fue asesinada en Junio del 2005 no dudé en investigar su caso, luego de meses y meses de investigación al fin tuve algo, pero cuando me enfrenté a quien creía era el asesino, me disparó, recibí un disparo en el pecho. Me declararon muerto a las 23:06 de ese mismo día. Mis compañeros no siguieron investigando el caso, y lo dejaron como estaba, por alguna razón, eso no me dejo descansar en paz. Cuando un nuevo detective, Ben Jones, entró en el equipo algo extraño sucedió, el me miró y me saludó, me saludó como si aun estuviera vivo, tal vez sea el destino, pero ahora debo decirle la verdad y pedirle que me ayude a resolver el crimen, ya que yo no puedo hacerlo, para que el caso de Sarah Stevens ya no sea un caso abierto.
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