-Es una promesa, Natsu -dijo una niña de cabellera escarlata juntando su meñique con el del niño pelirosa que tenía en frente mientras intentaba ocultar su sonrojo. -Es una promesa, Erza -respondió este repitiendo el gesto y tratando de disimular el rubor de sus mejillas. -El día de San Valentín después de que cumplas 18 nos haremos pareja. -¡Hai! Una vez terminado ese acto, ambos se acercarían para darse un corto y torpe beso primerizo sellando así la promesa que se habían hecho mutuamente. Tras el beso, ambos niños se sentaron uno al lado del otro para contemplar la puesta del sol juntando sus manos inconscientemente.