Ella estaba segura de amarla, tanto como de ser correspondida. ¿Pero acaso el amor bastaba? Las dudas crecían con cada caricia, no es que fueran faltas de pasión o entrega, pues un rose tras otro se sumergía aún más en el delirio. No obstante algo había cambiado, era como si sus almas se negaran a conectarse. Así, su corazón dio un vuelco cuando su esposa preguntó; -Mei, ¿aún me amas?...All Rights Reserved