Al bajar, se tomó su tiempo para suspirar y sacar a la luz una leve sonrisa. Se adentraba cada vez más en las pinturas; grandes, pequeñas, medianas, coloridas, de tonos grises, alegres, de todos los colores y tamaños. Hasta que...
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-La pintura y la guerra deben admirarse desde lejos... -dijo detrás de la femenina.-
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Su cabeza daba grandes golpes, su corazón latía enfurecido, su cabello desordenado y mal peinado, sus extremidades trataban de reaccionar, sus ojos cerrados imaginando que esos sucesos solo eran una pesadilla más.