La vida de Kieran no era fácil pero estaba acostumbrada a ella. Huérfana desde los 14 años y con un hermano menor a quien sacar adelante, ella estaba haciéndolo de la mejor manera que podía. Aunque eso significara tener un trabajo bien pagado pero con altas probabilidades de ir a la cárcel. En cambio Harry estaba acostumbrado a la buena vida y a que nunca le faltará nada, encerrado en su pequeña burbuja, no sabe realmente de que va el negocio familiar. Y una noche, cuando sigue a una chica que le llamó la atención en una fiesta, lo que vio lo dejo sin habla, sabia perfectamente que había decidido seguir a Kieran en un mal momento.