Samantha cree tener todo controlado. Todos la conocen por tener un objetivo fijo, siempre un paso adelante de todos, una máscara fría y un corazón cerrado. Nadie ha podido invadir los muros que ha creado en su alrededor, pero por algún motivo desconocido, un par de ojos marrones la han cautivado y no sabe qué hacer al respecto.