Un evento en Gran Canaria, dos noches y 48 horas. Un cruce de caminos que desde un primer momento sabe a más, porque después de un "nos vemos esta noche" hay otras intenciones, sobre todo si viene acompañado de esa sonrisa. La madrugada puede ser tan larga como la inventes, y las estrellas son más bonitas si alumbran los ojos correctos. Todo es precioso, y las olas rompen a la orilla de un amor que no es de verano, pero se le parece mucho, y ninguna tiene ganas de irse a la cama a dormir, pero tiene un cronómetro que juega en contra. 48 horas. ¿Cuál será la mejor manera de aprovecharlas?