En la razón de su cabeza nunca hizo un mal. Jamas toco a su hija, jamas toco a su hijo y, nunca mato a esa hermosa mujer de cabello negro. Su mente se nublo como un nubarrón café, bebiendo esa lata de cerveza en su viejo sillón de mejunje café. Encerrado en el sótano, bajo la cobija de su madre; en ese altar lleno de un brillo extra ñamente tranquilizador.All Rights Reserved