Es entonces, cuando esa suave brisa nocturna -la única que soy capaz de disfrutar- sacude mi cabello, que me paro del acantilado donde estoy sentada, abro mis brazos y, seguido de ellos, mis alas. Porque podré estar sola, podré no tener a quien sujetar las manos, ni de quién sujetarme yo; pero todavía puedo volar. Primer one shot =)
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