Decidí reconciliarme con el duelo porque me cansé de ser su vil verdugo, y de vez en cuando adormezco estas hebras rasgadas, pues temo que se abran, aún más de lo que yacen; Mañana pueden ser corrompidas por las ventiscas latentes de este bosque, sus hojas conocen muy bien mis deforestaciones las más bruscas y las que son carentes de piedad. ¡Todo duele! ¿Cómo desconecto tu innecesario hábito? Segundo infame ¿Cómo extirpo lo que ya no queda de ti? Eso es lo que soñé ayer, cuando el león me contaba de ti mientras dormías entre la lágrima dulce y amarga de todo este sueño. Tú, con una daga y mis fragmentos yo, entre el rugido solemne de un felino aguerrido y la extensa pradería mojada una lejanía que nos ve que ya no nos conoce a ambos. Libro digital de poesía. [OBRA REGISTRADA: Se prohíbe cualquier tipo de copia, plagio o adaptación]
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