« ¡Nie HuaiSang, realmente estás completamente loco! ».
Y vaya que lo estaba.
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-¿Hablas de viajar al pasado? ¿Quieres cambiarlo? -preguntó confundida.
-¿Es posible?
-¿Tienes idea del daño irreversible que causaría tal cosa?
-¿Qué dañaría?
-Tu cuerpo, tu alma, incluso la vida o el destino de los demás, tanto para bien como para mal -se detuvo por un segundo; continuó-. El tiempo como tal, es una cosa misteriosa, incomprensible incluso para los Dioses e inmortales con más ímpetu catalogado en la historia. Nosotros, mortales, no sabemos qué consecuencias traerá viajar al otro lado.
-¿Otro lado?
-El otro lado del tiempo. Estamos hablando de hacer que el sol giré contra realidad, enviando algo al suceso que ya pasó, y en donde no existe todavía, rompiendo todo lo que conocemos, sin que el mundo al rededor, presente, y furturo, sean afectados. Es una locura.
-Pero, ¿se puede?
La mujer guardó silencio, mordiendose la lengua.
-¿Puedes hacerlo? -insistió
-Con tu condición y tus bajos conocimientos... no puedo ayudar así. Tengo que controlar nuestro presente, y me temo que tú no eres apto para cuidar de nuestro pasado.
El hombre sonrió.
-Pero no tengo que ser yo quien vaya.
La mujer soltó una carcajada.
-¿Qué lunático lo suficientemente confiable estaría dispuesto para hacer tal cosa?
Meditando varios segundos, la respuesta llega de inmediato a su cabeza. Y ojalá el er-ge le perdonara la vida por lo que está a punto de hacer, porque en cuestión de minutos, ya estaba completamente decidido.
-¿Necesitamos a alguien capaz, y sobre todo, confiable?
La mujer asintió con obviedad.
-Conozco al lunático perfecto.