«Mikaze Ai no lo sabía, pero, ese día, su vida cambiaría por completo y cada momento se iba a convertir en una lucha por sobrevivir»
Durante sus primeros dieciocho años de vida, Ai estuvo sumido en un engaño del destino. Todos los médicos se lo decían, los exámenes no hacían otra cosa más que confirmarselo y su falta de olor y de percepción de los mismos lo evidenciaban en la sociedad: Él no tenía ningún instinto animal, era un beta ordinario, cosa que, de hecho, nunca le dio problemas, a fin de cuentas fue criado como tal y se acostumbró a eso... solo que... si era verdad... ¡¿Cómo rayos pudo haber tenido un celo?!
Tras de que su lado omega, que había permenacido un largo tiempo dormido, se manisfese de repente, Ai deberá empezar a hacerse a la idea, aceptar el terrible cambio y aprender a controlar sus recién descubiertos instintos, cosa terriblemente abrumadora y que será aún peor cuando se de cuenta de que ahora llama la atención de más de un alfa. Afortunadamente, no estará solo en aquella aventura, pues cierto amigo cercano, al cual conoce desde la infancia, se encuentra más que dispuesto a enseñarle, cuidarlo y darle todo su apoyo.
Ai confía plenamente en este joven que es casi tres años mayor que él, sin embargo, olvida un pequeño detalle: Ittoki Otoya... también es un alfa y no solo un alfa, es un alfa enamorado, aunque esto último definitivamente no lo sabía.
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★ Fanfic corto OtoAi (Otoya x Ai).
- La autora es consciente de que es un shipp demasiado poco utilizado, pero cree firmemente que es hermoso y vale la pena darle una oportunidad <3
★ Temática de omegaverse.
★ Fecha de publiación: 01/03/22 a modo de celebración por el cumpleaños de Mikaze Ai.
★ Actualización los días martes.
★ Uta no prince sama y sus personajes no me pertenecen, solo los tomo prestados para dar vida a mis locas ideas.
¿Qué pasaría si una preadolescente entrara al juego del calamar? Todos los jugadores tienen deudas, problemas, algo que los llevó ahí... pero ella no.
Nadie le dio la tarjeta, nadie pensó en reclutarla. Sin embargo, no podían sacarla.
Era demasiado tarde; ya era parte de los juegos.