Aziraphale no puede imaginar el dolor y la confusión que se avecinan. Aún debe enfrentar la parte más oscura de la humanidad: su propia mente, esa prisión donde el miedo y el sufrimiento tejen laberintos interminables. Cada paso en este camino hacia la aceptación y el amor es como un filo cortante, y el ángel debe aprender a no sucumbir a su propio tormento. Mientras tanto, Crowley lucha por encontrar su lugar en un sendero incierto, uno que nunca imaginó recorrer, y sin saber realmente cómo llegó a estar allí. Sus ojos, que alguna vez brillaron con astucia y desafío, ahora buscan encajar en un mundo que parece tan ajeno .