-¿A dónde carajos vas?.-camino detrás de ella y la tomo del brazo ocasionando que se detenga de golpe. -¡Suéltame, Henry!.-clava su furiosa mirada en mí. Estaba más que claro lo molesta que se encontraba. -¡No carajo! Una amarga sonrisa se dibuja en su rostro al compás que deja salir una burlona carcajada. -¿Qué?.-ríe orgullosa.-¿No soportas que ansíen follarme? Tomo sus hombros atrayéndola hacia mí con cierto desespero. -No me hagas esto, ___.-imploro con todo mi ser y siento como mis ojos van llenándose de agua. -Duele, ¿cierto?.-reclama alzando poco a poco su voz. Puedo ver a través de sus ojos lo rota y lastimada que se encuentra. Cariño, si supieras cuánto te extraño. -Te necesito.-no puedo soportarlo más...lágrimas descienden sobre mis mejillas.-Vuelve, ___. Solloza y toma mi rostro suspirando profundamente. -Prometo que amaré cada parte de él.-besa mis labios con gran fervor al igual que mis manos se enredan en su cintura. Ansiaba tenerla cerca. Extraño su presencia, su aroma, su piel, sus dulces y calientes besos. Une su frente con la mía y deja escapar un gran suspiro. -Te amo, Henry.-se separa de mi cuerpo y camina a toda prisa perdiéndose entre todo el tumulto de gente en aquel lugar. Olvido por completo la dirección que va tomando la larga caminata que había comenzado desde que salí del famoso antro. Encuentro mi reflejo en una gran ventana, pensamientos se adueñan de mi mente al ver una pareja de enamorados compartiendo miradas y sonrisas. Aterrizo a la realidad dándome cuenta que saliendo de aquel establecimiento, mi adorado tormento había aceptado ser mi novia. Contemplo aquella escena de pie y con mis manos dentro de mi abrigo negro sin decir una sola palabra, solo unas cuantas lágrimas acompañan mi soledad en aquella noche fría y oscura en el centro de Londres.All Rights Reserved