Elenor siempre ha sido una chica dulce y sensible, con un autoestima algo bajo, encerrada en su habitación, leyendo sus novelas de amor con las que tanto sueña, hasta que la vida le demuestra que la realidad supera a la ficción en algunos aspectos, y, en otros, que, el amor no se trata de un y fueron felices para siempre, si no, más bien de un, sálvese quien pueda.
Todo empezó de improvisto, con un juego de dos protagonistas y un solo jugador, ella se enamoró desde el principio, él jugó, hasta que su propio juego lo atrapó. Ninguno ganó, ambos perdieron, a diferentes tiempos y en diferentes partidas, hasta que llegó la partida final, aquella que puso fin al juego.
Existe una leyenda que dice que todos estamos unidos al amor de nuestra vida a través de un hilo rojo, éste, se puede torcer, alargar, incluso enredar, pero nunca romper, es posible que Marco sea el hilo rojo de Elenor, y viceversa, pero lo que no nos cuenta la leyenda, es que quizás, el final de ese hilo rojo no sea el mejor para nosotros, porque a veces el amor y la felicidad no caminan juntos de la mano.
Alguna vez me han preguntado de qué color, creo yo, qué es el amor. Al principio os hubiera dicho que color de rosa, con unicornios vomitando flores, o rojo pasión, pero la vida me demostró, que el amor es más bien de un color gris, a veces más tenue, a veces más oscuro, pero gris. El amor es como el tiempo, hay días soleados y días donde la peor tormenta, amenaza con destruir el mundo, aquel mundo que uno crea con cada paso, acción o decisión, compuesto de esfuerzo, sueños e ilusiones. Unos días sonrías por los días que lloras, y es gris, precisamente por eso, porque, a veces, lo que el hilo rojo nos depara, duele demasiado.
Primeros amores, primeras experiencias, primeras veces, aventuras, risas, llantos, amistades, sonrisas, lágrimas, desamores, traiciones, desilusiones...rosa, rojo, gris y negro, eso es lo que encontraréis si os atrevéis a leer.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.