Cuando la casualidad ayuda al destino, la suerte es inevitable. Un lazo se forma cuando alfa y omega se unen en la intimidad y se exterioriza dejando una marca en el cuello de su pareja, creando un vínculo que se extiende más allá de la lógica. Para aquellos que están destinados, la marca no siempre es necesaria para demostrar que sus almas están unidas, pero... si son separados... ¿Qué le pasa a su lazo?