Leí la primera edición de este libro a principios de 1950, cuando tenía diecinueve años.En aquelmomento pensé que era, con gran diferencia, el mejor libro sobre inversión que se había escrito entoda la historia.Sigo pensando lo mismo.Para invertir con éxito durante toda la vida no es necesario un coeficiente intelectualestratosférico, un conocimiento empresarial extraordinario ni información privilegiada.Lo que hacefalta es una infraestructura intelectual que permita adoptar decisiones y la capacidad de evitar que lasemociones deterioren esa infraestructura.Este libro establece de manera precisa y clara lainfraestructura que hace falta.A usted le corresponde aportar la disciplina emocional.Si sigue los principios de comportamiento y de negocio que propone Graham, y si prestaespecial atención a los valiosísimos consejos contenidos en los capítulos 8 y 20, sus inversiones norendirán frutos decepcionantes.(Eso tiene más mérito de lo que pueda creer usted).El que consigaresultados extraordinarios o no dependerá del esfuerzo y el intelecto que aplique a sus inversiones,así como de las oscilaciones provocadas por la irracionalidad del mercado que se produzcan durantesu carrera de inversión.Cuanto más irracional sea el comportamiento del mercado, másoportunidades tendrá el inversor que se comporte de manera profesional.Siga las indicaciones deGraham y se beneficiará de la irracionalidad, en lugar de ser víctima de ella.Para mí, Ben Graham fue mucho más que un autor o un profesor.Él influyó en mi vida muchomás que cualquier otra persona, salvo mi padre.Poco después del fallecimiento de Ben en 1976,escribí el siguiente obituario breve sobre él en el Financial Analysts Journal.A medida que avancenen la lectura del libro, creo que percibirán alguno de los rasgos que menciono en este homenaje.All Rights Reserved