Y apareció de la nada, así como solía hacer cuando desaparecía... Empezó a acercarse, me miraba con sus enormes ojos castaños, esos ojos que adoraba tanto, esos ojos que conquistarían a quien se le propusiera ¿Cómo en tan poco tiempo me había enamorado tantísimo de él? -Ven. No contesté, sólo lo cogí de la mano que me estaba ofreciendo y lo seguí. -¿Cuál es el mejor momento de un beso?-Me preguntó. -No lo sé. -El momento antes de darlo. Me quedé pensando un rato en sus palabras mirando al suelo. -¿Por qué tienen que ir las cosas rápido si pueden ir lento? Dijo con tanta dulzura, sonreí por esas palabras tan ciertas. Solo quería abrazarlo, y pareció leerme el pensamiento ya que en ese momento me abrazó. Mi corazón se había encogido y ahora sólo dependía de el suyo. Acurrucada entre sus brazos y viendo como se estaba destruyendo el mundo poco a poco, ¿era la hora? Parecía ser.