Jerónimo descubre de pequeño que vive en un mundo donde hay cosas que no tiene permitido hacer por haber nacido hombre. Aprende rápido que debe disimular y fingir lo que siente para no defraudar a quienes quiere. En su adolescencia confirma que no es el único, que muchos son los que ocultan cosas como él para evitar las burlas, el maltrato y el rechazo. Asume que esa es la forma correcta de existir; la única permitida también. Se convence que su vida será pacífica, que nunca tendrá nada que temer, porque nunca dará motivos para que otros sospechen que es gay. Si lo mantiene en secreto no decepcionará a nadie y nada malo pasará.
En su primer trabajo, un empleo de medio tiempo, su tranquilidad y perspectivas se ven comprometidas. Valentín, uno de sus compañeros, con fama de tener mal carácter, es de los que hacen todo solos y no necesitan, ni quieren, ayuda de nadie. Tampoco agacha la cabeza, ni se avergüenza de su evidente homosexualidad. Jerónimo se siente tanto abrumado como atraído por la personalidad de Valentín, quien representa la imposibilidad de una vida secreta y todas las dificultades que siempre evadió. Su presencia impulsa en él un deseo por dejar de disimular y fingir que no sabía que reprimía, alterando su cuidada realidad, lo suficiente para cambiar su vida... con todas sus consecuencias.
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Advertencias: temática lgbt, discriminación.
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N/A: esta historia está ambientada en los años '90, una época en que la aceptación de la homosexualidad seguía siendo reñida. Me gustaría aclarar que no intento relatar pensamientos o sentimientos ideales, ni dejar una enseñanza, la única intención es contar una historia, con sus cosas buenas y sus cosas malas. La marca de contenido adulto es por ese motivo. Algún lector podría sentirse identificado con alguna línea y eso está bien, como también podría molestarse y sería comprensible.