—Siempre me haces lo mismo—comentó Julio con su voz quebrantada—Te burlas de mí, me humillas, me torturas ¡solamente soy tu estúpido juguete! —¿Y que querías que hicier contigo? —Pensé que eras menos cruel... —Ahora ves que te equivocaste. —¡Eres un monstruo! Y aún así yo... —¿Tú? —Yo...te quiero.