ECOS ESTELARES (FINALIZANDA)
Prólogo:
El vacío interestelar gime con la agonía de mundos en guerra. Para Kakashi, príncipe guerrero del orgulloso planeta Xylos, el fragor de la batalla era un eco familiar, un sombrío preludio al inevitable ascenso al trono que le aguardaba. Su linaje, los Kage de Ojos de Luna, eran conocidos en toda la Nebulosa Carmesí no solo por su ferocidad en el combate, sino también por un lazo psíquico inquebrantable y una possessividad feroz hacia sus compañeros de vida, una herencia tan profunda como las raíces del Árbol Cósmico que daba vida a su mundo.
Durante una emboscada brutal a su flota, la nave de Kakashi fue alcanzada, precipitándolo a través de un desgarro espacio-temporal, un agujero negro hambriento que lo escupió, maltrecho y al borde de la muerte, hacia un planeta insignificante en los confines de la galaxia: un mundo primitivo habitado por seres de piel pálida que se hacían llamar "humanos".
El aire denso y extraño quemaba sus pulmones, la gravedad lo aplastaba. Pronto, cayó en manos de una facción científica sin escrúpulos que, al descubrir la extraña fisiología de su sangre verde y sus habilidades latentes, lo convirtió en un sujeto de experimentación, drenando su fuerza vital gota a gota. La esperanza se desvanecía con cada punzada de la aguja, con cada grito silenciado en su garganta reseca. Hasta que unos ojos jade curiosos se asomaron a su sombrío calabozo, trayendo consigo el aroma dulce e inconfundible del destino.
