No podía evitarlo. Siempre estaba donde lo necesitaba. Tomaba mi mano en las situaciones más inesperadas. El azul de sus ojos me intimidaba. Buscaban mi respuesta, pero no lo haría. Sería un error. Todo era un absoluto desastre. Su llegada a mi vida había sido un desastre. ¿Cómo esto podía llamarlo amor?