No sabía que hacer. Ella había puesto mi mundo patas arriba, sin siquiera yo querer lo. Pero en cambio, no podía estar con ella y eso era algo que me dolía que me hacía no dormir por las noches. Ella era tan dulce, tan delicada, y después de todo por lo que había pasado tenía la necesidad de mantener la como en una hurra de cristal. Quería tener la solo para mi, hacer la mía y que de una vez por todas ver la feliz, conmigo. Ella era una razón para seguir adelante y dejar toda la mierda del pasado que me perseguía atrás. Era mi ángel de la guarda. Estar con ella significaba estar en calma, en paz, en casa. Tener la cerca y no poder tocar la, acariciar la ni besar la era una tortura para mí. Necesitaba estar cerca de ella para proteger la. Y el no poder tener la me volvía loco. Lo único que sabía es que el silencio tenía que seguir permaneciendo, nada podía estropearse porque sino la harían daño. La harían daño por mi culpa y eso nunca me lo perdonaría. Y yo la amaba, la amaba tanto que si llegaba a querer la un poco más iba a estallar. Blake Miller era mi perdición. Por eso debía quererla en silencio.All Rights Reserved
1 part