Ella era una chica muy humilde, que solía regar sus flores antes de que salga el sol, cuando este salía ella era la más brillante, mis ojos centelleaban cada vez que la veía y ella notaba mi presencia, sólo sonreía y me guiñaba un ojo... ¡Dios! no puedo con tanta belleza, si tan sólo supiera que la quiero y necesito tanto en mi vida, si supiera que esos ojos color miel me enloquecen cada vez que me recorre por toda mi fisonomía cuando salgo de casa o paseo con mi bicicleta. Ella es un sol, es una estrella.. un girasol que hace brillar mi mundo con cada movimiento o paso que de, simplemente todo de ella me hace que nade en un paraíso sin salida, tú, mi princesa, mi lucero de girasoles bellos, tan sólo tú amor mío.