- Mírate caminar, mujer, estas para que te amen. Que se rompan las ventanas cada vez que pases cerca y se hagan grietas en el piso con los zapatos que tocas - dijo el, sonrió y continuo.- para que piensen en ti cuando se apaguen las luces y seas el primer deseo que alguien pida al despertar. Mírate bien, mujer, no estas para que te engañen ni que te quieran a medias. No estas para ser segunda opción - me dijo el.