Mi vida era normal, solitaria pero normal. Aburrida, pero normal. Mi familia era pequeña, nunca imaginé tener una tan grande. Vivíamos con el dinero justo, jamás pensé llegar a tener una vida llena de lujos. Tampoco me sentía capaz de matar a alguien. Todo cambió ese día, el día en el que conocí a esa extraña familia. El día en que creí que solo seríamos una gran familia normal y adinerada. El día en que creí que mi vida cambiaría a una de lujos y no a una de sangre. A simple vista parecían personas normales. Eran muy buenos para ocultar secretos. Muy buenos para ocultar sus secretos. Muchos los llamarían hipócritas. Yo los llamo mis nuevos hermanastros. Mis nuevos hermanos.