Que bueno que no soy Mujer

En una noche de luna llena no me gustaría ser la luna, en el museo de Louvre no querría ser La Monalisa, en los cielos del polo norte no quiero ser las auroras boreales. Siguiendo esta lógica obviamente lo que menos quisiera ser en esta historia es el enigma más peligroso, inspirador, placentero, incomprensible, impredecible e imprescindible de la vida.

La mujer se ha visto condenada a lidiar con nuestra discapacidad y nuestros miedos, con nuestro empeño de querer convencernos de que tenemos que protegerlas, pero si su peor depredador/enemigo somos nosotros, hemos infiltrado entre ellas mujeres machistas, debilitándolas desde dentro, convenciéndose las unas a las otras a lo largo de la historia de que es inevitable la injusticia del hombre, de que tienen que aceptarlo y continuar para sobrevivir.

A mí me infiltró una mujer entre los hombres, me crió con la enseñanza de que debo ser más fuerte que las situaciones, aprendí a mirar a través de sus ojos de compasión, aprendí de su don de intentar sacar lo mejor de los demás, que lo que me hace más fuerte es ayudar al que no puede y tratar de enseñarlo hasta que pueda. Con ella no pudieron, a ella no la convencieron de que no podía sin ellos y que afortunado fui de verla hacerse más fuerte que sus dificultades, no me habría gustado ser ella, porque no habría presenciado todo lo que hizo desde afuera. Soy afortunado de no ser mujer y poder admirar todos esos enigmas que caminan inconscientes de la luz que irradian. Gracias MUJER!