Nada en la vida duele más que casarte a tus 21 años, casarte con los pies sobre las nubes para luego caer sobre el suelo de una manera terriblemente dolorosa, destructiva y desalentadora. ¿por qué las mujeres que se casaban entre sus 15 y 21 años se volvían tan infelices? yo les diré porqué, aun en el fondo de su corazón ansiaban más, ansiaban saciar a esa niña interior llena de ilusiones, llena de amor y curiosidad, esperaban que su vida fuera larga, gratificante... Feliz. Al final, nunca terminas de conocer a tu pareja, nunca terminas de descubrir sus habilidades para engañarte, para controlarte, para someterte poco a poco sin que te des cuenta, eso es casarte, eso es amar a otro ser humano ajeno a tu línea de sangre, casarse duele.