Así es la vida. Los caminos se bifurcan y los corazones vuelven a latir. El mundo sigue como si nada hubiera pasado, como si nada se hubiera despedido. Tú y yo abrazándonos por primera vez. En aquella cama. En aquel momento. Nos quedamos en una parte de la historia, congelada en el tiempo. Donde todo sigue siendo igual que antes, pero ya no aparece en primer plano. Donde me besas como lo hacías, pero ya no puedo sentirlo. Las historias y las personas que una vez fuimos se quedan ahí. Allí. En esas realidades paralelas repitiéndose en bucle. El amor se queda ahí, repitiéndose en bucle. Los besos en la frente se quedan ahí, repitiéndose en bucle. Y nadie puede entrar otra vez en ese trozo de historia que se repite cada vez. Porque él ya tiene sus protagonistas y sus momentos. Ya ha acabado. Permanece así, preciosamente doloroso. Pasado. Es como una bola de cristal con nieve dentro, que a veces tu cabeza recuerda. Haces que se mueva y parece real. Y por un instante todo vuelve a tener movimiento. Y observas cómo cae hasta que vuelve a quedarse quieta otra vez. El mundo está lleno de bolas de nieve de decoración y los corazones están llenos de bolas de nieve de recuerdos. ¿Sabes?, es algo normal. Así que, aunque aún duela, te diré algo: es un placer haber congelado todos esos momentos contigo. Pero así es la vida. Los amores acaban y sus protagonistas continúan. Es algo normal. Si algún día nos buscas, agítanos. Siempre estaremos allí. Aunque la nieve se haya derretido por completo.All Rights Reserved
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