-¿acaso realmente existes?.-pregunté al ver aquel enorme animal frente a mi. El enorme lobo no hizo nada más que acercarse a mi para olfatearme. Giré mi rostro del miedo pero de la nada sentí el tacto de unos gruesos y raspados dedos. Mi mirada se dirigió al enorme lobo que había desaparecido para encontrarme con un alto chico con unos ojos demasiados hermosos -eso debería preguntar yo también.-su gruesa voz hizo que la mi piel se pusiera completamente erizada.