Quería una aventura con Sango para pasar el tiempo mientras esperaba en Bangkok que el gobierno tailandés le otorgara un contrato de construcción; y para él sólo sería eso... una aventura breve sin compromiso. Sango no podía aceptar tan egoísta actitud. Quería su amor y un compromiso formal y era obvio que no los obtendría de Miroku. Especialmente, cuando él dedicó toda su atención a la deslumbrante Shima, una mujer tan mercenaria como Miroku...