Una mirada donde se encuentra el temor a lo desconocido, porque al observarla, uno se enfrenta a la incertidumbre de lo que podría suceder si la desconexión se convierte en el último refugio.
La mirada vacía no es solo un estado de ser, sino una advertencia: cuando el vacío se apodera de nosotros, es difícil encontrar el camino de regreso.
Pero, paradójicamente, en esa misma mirada también reside la posibilidad de transformación, de redescubrimiento, si se logra reencender la chispa que una vez iluminó el alma.......
Y quizás esa chispa se encuentre en un quinteto de sentimientos diferentes......