PRÓLOGO Empezé a notar ese sabor metálico, justo después del golpe. Millones de minúsculos trozos de cristal salían disparados en todas direcciones, eran como mi vida en ese momento; pasaban por delante de mi ojos y ni siquiera podía coger algo de pegamento para recomponerlo. Y es que una vez que algo se rompe es muy difícil recoger esos trozos y que quede igual. Siempre se pierde alguno y surgen imperfecciones. De todas formas, aunque consiguiera hacerlo nada sería como antes, siempre sabría sin necesidad que de que me lo dijera que todo ocurrió por su culpa.All Rights Reserved
1 part