Llevaba días observándolo y sin conocerlo sabía que era el indicado. Pasaba horas pegado a la ventana mirando cada uno de los movimientos que lo caracterizaban. Mis padres han comenzado a preocuparse, ya no confían en mi y un ejército de psicólogos me vigilan, han hecho trámites en varios psiquiátricos, pero me rehuso a asistir por miedo a que me internen. Todo el mundo me mira consternado, piensan que esto se ha convertido en obsesión, pero no entienden el amor que él me causa, algo que es más fuerte que el mismo amor, más fuerte que todo...