"Es irónico, es igual de rara que nosotros ¿Por qué a ella no la molestan?" Desde que tiene uso de la razón, Eli siempre supo que no podía, ni merecía ser amado. ¿Quién podría hacerlo? ¿Quién podría amar a un bicho raro como el? Sin embargo, eso no le impidió enamorarse, podría llamarse masoquista por eso, disfrutaba de la tortura de verla pasar, del aroma de su perfume y de como sus codos solían rozarse accidentalmente en las clases de biología. Su nombre resonaba en forma de ecos en su cabeza que a veces lo mantenían despierto hasta altas horas de la noche. Camille... Camille Hilliard. Tan lejos y tan cerca a la vez, un sentimiento tortuoso y conmovedor. Pocas fueron las palabras que ellos cruzaron, nada mas que silenciosas miradas. Pero, había algo que los unía... Sus peculiaridades; una cicatriz en el labio que no podía pasar de ser percibida, y, un gran mechón de cabello blanco. "Porque es perfecta..."