Cada día era lo mismo. Siempre elegía dejar pasar el tren directo, y esperar el siguiente tren, solo por él... Por ese chico desconocido de cabellos anaranjados, que había llamado fuertemente su atención. No se atrevía a hablarle, pero a la vez no dejaba de imaginar mil escenarios dónde consiguiera el suficiente valor para hablarle.All Rights Reserved