Kathia
Cristianno... ¿Me oyes, mi amor?
Silencio, denso y profundo. Y frío. Intenso, duro, atravesando cruelmente mis huesos hasta hacerlos crujir. Un frío que dolía, y que no me importaba sentir.
¿Estás ahí? La corriente nocturna entró en el panteón Gabbana dándome la sensación de que alguien caminaba a mi alrededor. Quise creer que cada movimiento eran pasos similares al de unos pies calzados avanzando con pereza. Sabía que era el viento, pero dejé que mi mente fuera más allá imaginando que su presencia acababa de irrumpir allí. Idea que cobró más fuerza cuando los velones que iluminaban el lugar titilaron apunto de apagarse. Por un momento mi sombra cubrió toda la piedra del sarcófago en un extraño y siniestro abrazo. No me moví, no levanté la mirada de su nombre y tampoco dejé de acariciarlo, letra por letra. Me mantuve impertérrita rogando que aquella ráfaga fuera realmente su alma que, tal vez, venía a llevarme con él... Cerré los ojos, apretando fuerte. No deberías estar muerto...
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.